Por cierto, esta instalación era la Iglesia de la Santísima Trinidad, lugar donde acudía Bolívar a rezar porque era su devoción como buen católico hasta que lo excomulgaron por andar "con esas ideas de libertad e independencia".
Pero en 1874 Guzmán Blanco decretó la expropiación de la iglesia y la declaró como el lugar donde reposarían los restos del libertador, razón por la cual se remodeló y fue abierto un año después.